El cartel de este año, en palabras del hermano abad Alfredo Sánchez, es una proposición más de las cosas tangibles de la Semana de Pasión; transmite, a un sentido que acontece en cualquiera de nuestras procesiones, el olor a incienso, que inmediatamente nos hace visualizar en nuestra memoria al Cristo de las viñas camino a una de sus tres caídas.